Educar a los hijos de la manera correcta es un verdadero reto. Sabemos que nuestros hijos necesitan disciplina, pero esta debe darse siempre de la manera adecuada, adaptada a la edad y nunca cuando estamos nerviosos o enfadados, es en esos momentos cuando tendemos a gritarles para descubrir después que no ha funcionado y acabamos estresados.

¿Cómo educar a los hijos sin gritar?

¿Cómo educar a los hijos sin gritar?

Como padres tratamos de hacer lo mejor que sabemos, pero a menudo seguimos patrones de comportamiento aprendidos, tal como nos educaron, tendemos a hacer lo mismo, por eso es importante romper esos círculos de comportamiento aprendidos y cambiar nuestra forma de tratar a los hijos, esto hará que veamos la diferencia.

Razones para dejar de gritar a los hijos

  1. Al gritarles creamos un estado de alarma y quizás respondan, pero con el tiempo se acostumbran y llegan a hacer oído sordo, con lo que nos podemos ver gritando más para hacer que respondan.
  2. Creamos en los hijos un patrón que les enseña de manera negativa a responder a gritos y a recurrir a ellos en momentos de estrés.
  3. Es una forma de agresividad que no es nada agradable en el entorno familiar.
  4. Genera en los hijos sentimientos negativos que pueden hundir su autoestima, a menudo los gritos no solo se expresan para que realicen una acción, sino que expresan un malestar o un enfado que suele ir acompañado de agravios o incluso calificativos de desprecio (eres tonto, nunca haces nada bien, etc.)
  5. Los gritos continuados pueden hacer que el niño tienda a alejarse de nosotros y no nos vea con el amor y cariño que debe vernos.

Con esto no pretendemos decir que no se nos escape un grito alguna vez, es cierto que los niños nos pueden sacar de quicio y si se junta con un mal día, perdemos los papeles y hacemos lo que no queremos, por eso tenemos que luchar por actuar de otra manera, lo cual aunque no es fácil, merece la pena. Así que debemos cambiar ese tipo de hábito dañino.

¿Qué podemos hacer para usar autocontrol?

  1. Calmarnos antes de tener una mala reacción, pararnos y tranquilizarnos antes de actuar, queremos que nuestros hijos nos vean como personas razonables, no como personas que pierden el control fácilmente.
  2. Pensar en las consecuencias de nuestras acciones nos ayudará a encontrar la motivación. Si insultamos, no podemos esperar que no nos insulten a nosotros. Si gritamos, tarde o temprano nos gritarán, si no lo hacen cuando son pequeños, porque nos temen, lo harán cuando sean adolescentes.

Debemos buscar la manera de ejercer nuestra autoridad parental de manera firme, poniendo normas pero expresándonos siempre con amor y respeto, imponiendo disciplina, la cual no debe expresarse con ningún tipo de violencia, sino de acuerdo con la edad, corrección, guía e incluso imponer la pérdida de ciertos privilegios. Al mismo tiempo queremos potenciar valores, encomiar a los hijos cuando se porten bien y mostrarles que somos su referente comportándonos como queremos que ellos se comporten.