Que puede haber más bonito para unos padres que el abrazo entusiasta de sus hijos cuando llegan a casa, sus sonrisas y ver esas caritas de felicidad, sin duda es el mejor momento del día.

Es una reacción natural de los niños recibir con entusiasmo a sus padres, pero no se puede decir lo mismo de los adultos, a veces podemos estar condicionados por un mal día en el trabajo, los problemas que nos agobian y no reaccionamos como ellos esperan.

Así deberías saludar a tu hijo al llegar a casa a diario

¿Qué puede impedir que los padres expresen cariño a sus hijos?

A muchos padres les cuesta expresar amor y cariño a sus hijos ya que no se criaron en un entorno familiar donde se expresara el afecto. Otros vienen de culturas en las que la muestra de cariño a los hijos no es muy común. Algunos padres pasan largas horas en sus trabajos y para cuando llegan a casa están demasiado agotados para prestar atención a los niños.

Sin embargo, como dijo un experto en psiquiatría infantil, nunca hay que dar por hecho que nuestros hijos saben que les queremos, hay que expresar el cariño en sus múltiples manifestaciones: besos, abrazos, gestos de ternura, alegría, etc. Y por supuesto no de manera ocasional, sino cada día, así que si es necesario, aprende a expresar a tu hijo tu amor y cariño.

¿Qué podemos hacer para recibirlos como ellos se merecen?

  • Tenemos que esforzarnos por dejar los problemas fuera de nuestro hogar. Quizás tomarnos un momento para relajarnos, y tranquilizarnos si estamos enfadados por algo, y centrarnos en ese momento en el que nos encontramos con nuestros hijos para darles el saludo afectuoso que ellos esperan.
  • Abrazarles y mostrarles nuestro cariño cada día, porque esto fortalece los lazos familiares y les ayuda a sentirse queridos y por lo tanto les ayuda a aumentar su autoestima y crecer de manera saludable ya que el afecto es fundamental y puede contribuir a su crecimiento y bienestar, puede ser tan importante para ellos como la dieta y el ejercicio.
  • Si tenemos poco tiempo por razones laborales, aprovechémoslo dedicándoles tiempo de calidad, interesándonos por cómo les fue el día, sus inquietudes, sus ilusiones y así afiancemos su confianza.
  • Si observas que tu hijo ya no te recibe con el entusiasmo que solía tener, pregúntate qué ha cambiado, ¿has descuidado el saludo? Estas a tiempo de corregir esta situación y además le enseñarás la importancia de saludar, para que lo pueda expresar también con otras personas.

No cabe duda de que los beneficios de expresar abiertamente nuestro cariño son tanto físicos como emocionales y no solo beneficia a los más pequeños, sino a los propios padres, ayudándoles a establecer lazos afectivos con los hijos.

No olvidemos que no siempre serán pequeños y propensos a lanzarse a nuestros brazos, aprovechemos estos momentos para tener una buena relación con ellos y para que cuando lleguen a la adolescencia podamos mantener la misma relación de confianza y afecto.