El arcoíris Waldorf, es un juguete muy demandado por sus características y su valor pedagógico. Su estética llama la atención por su calidad en los materiales naturales y artesanales, siendo originalmente de madera y pintado con colores naturales, aunque también se venden fabricados en silicona.

No es difícil ver estos juguetes en las mejores jugueterías y en todo lo relacionado con el mundo infantil. Las delicadas líneas de la madera hacen de él un objeto decorativo ideal para la habitación de los más pequeños.

Arcoíris Waldorf: ¿cómo utilizarlo y qué beneficios tiene?

Arcoíris Waldorf: ¿cómo utilizarlo y qué beneficios tiene?

 

¿Qué ha hecho que este sencillo juguete sea tan popular?

Todo estriba en el método Waldorf, cuyas ideas en el campo de la pedagogía, se centran en el niño y en su capacidad de descubrir el mundo a través del juego. Permitir que exploren, construyan y desarrollen su imaginación. Ya se dice que el arte no se aprende, se descubre y experimenta.

Este método didáctico se basa principalmente en los trabajos manipulativos y artísticos. Es por ello que el arcoíris Waldorf es tan popular, es un juguete atractivo, fácil de manipular y presenta un sinfín de posibilidades.

¿Cómo se utiliza el arcoíris Waldorf?

– El arcoíris Waldorf, consta de seis a doce piezas que encajan una sobre la otra dando forma al arcoíris de menor a mayor, cada una con su color. Las piezas encajan perfectamente, ya que se construyen de manera artesanal en el que una solo pieza de madera se va cortando con moldes.

– Al separar las piezas, los niños pueden dar rienda suelta a su imaginación. Su uso principal es apilar una pieza encima de otra hasta formar la figura original. Una vez hecho esto, el niño puede experimentar con las piezas y formar otras estructuras, dependiendo de la edad serán más complejas, pudiendo montar una historia con ellas y convertirlas en unas montañas, un balancín para sus muñecos, una cama, una mesita, etc.

– A los más pequeñines, les servirá para descubrir formas y colores hasta que aprendan a coordinar movimientos y puedan ensamblar una pieza encima de la otra. Esto empieza a ocurrir en el primer año cuando se interesan más en los juegos de bloques o de construcción.

– En esta primera etapa, se recomienda el arcoíris de 6 piezas más sencillo, pero a partir de los 3 años, cuando ya son verdaderos expertos en apilar piezas, se les puede pasar al más completo de 12 piezas. A partir de esa edad en adelante es cuando pueden dar rienda suelta a su imaginación y transformar el arcoíris en todo lo que puedan imaginar.

¿Qué beneficios aporta?

  • Como hemos comentado, fomenta la imaginación y la creatividad, así como el pensamiento lógico,  permitiendo al niño experimentar libremente.
  • Potencia el desarrollo psicomotor y estimula los sentidos.
  • Al manipular un material natural como es la madera, les enseñamos a valorar los materiales sostenibles y los objetos artesanales.

Como puedes ver, son muchas las ventajas de este sencillo juguete hecho para el desarrollo infantil, además de ser un bonito objeto decorativo.